
Título: ¿De qué muere un buitre?
Autora: Nerea Aguado Alonso – Ilustradora: Yulia Podlinnova
Uve Books (2024)
Páginas: 36
El poemario ¿De qué muere un buitre?, de Nerea Alonso Aguado, nos invita a explorar la dualidad que existe entre la vida y la muerte, la resistencia y la renovación en el mundo natural. Reflexiones profundas que nos servirán para adentrarnos en el difícil, pero necesario, momento del duelo. De diferentes tipos de de duelo, en realidad. Un contexto que se tiende a evitar tanto de forma externa, de cara a los demás, como interna. No se habla de él y entonces nos parece que no existe, pero está y es, además, necesario entenderlo y asumirlo para poder avanzar.
El libro está compuesto de 26 poemas cortos acompañados por las ilustraciones de Yulia Podlinnova. 26 poemas relacionados con el duelo, con el sentir que un trance así produce, pero también con la naturaleza más cercana de la autora; en este caso, el sur de Navarra. Más concretamente, Cabanillas y sus paisajes. Campos ventosos y polvorientos de las Bardenas Reales. Lugares áridos que se alimentan de la primavera con tanto hambre que la dejan completamente seca, y que se deslizan entre los versos para que uno pueda sentirlos.
Sentir una mirada irritada de borrasca y niebla; el limo que adorna algunos árboles y el crujir de la encina al retorcerse en los infinitos campos de cereal. Las amapolas, la paja seca que queda cuando se recoge la cosecha, los rastrojos, su humo al quemar…

Un libro bello que invita a ser leído y releído con calma. Quiero decir que no se trata de leerlo y guardarlo, sino de tenerlo cerca porque hay poemas a los que se regresa, pues en ellos existe calma y cura. Versos que te ayudan a darte cuenta de que eso que sientes, que ahoga tu corazón e inunda tus ojos, tiene un sentido, un color, un sabor y hasta un paisaje. Que el vacío que queda cuando alguien se va, es compartido pues es un vacío común.

Muerte y vida discurren por las páginas de este poemario que rinde homenaje a la naturaleza inagotable, símbolo eterno de la infancia y la juventud. Esta obra refleja una mirada retrospectiva y nostálgica que ayuda a dar sentido a lo que se amó y ya no está. Recordar no implica olvidar, sino aprender a superar la ausencia y distinguir entre sueños, deseos y verdades efímeras que el viento se lleva. La memoria como proceso de aprendizaje constante.
Lo que fue, lo que es y lo que será. Una lectura reflexiva que nos recuerda la importancia de enfrentar el duelo, de permitirnos sentir la pérdida y, al mismo tiempo, hallar belleza en la continuidad natural de la vida. Un libro hermoso muy bien ilustrado, editado y escrito que deja huella.
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