
Título: La mujer de negro
Autora: Susan Hill
Edhasa Polar (2012)
Páginas: 192
La mujer de negro, de Susan Hill, es una novela gótica sorprendente. No es la historia —me atrevo a decir— que la mayoría cree saber. ¿Por qué digo esto? Porque el libro fue adaptado al cine en 2012 con mucho éxito. Dirigida por James Watkins y protagonizada por Daniel Radcliffe, la película arrasó y, con ello, el viaje del libro cambió. De hecho, su historia lo hizo. Esa adaptación, que a mí personalmente me gusta mucho —es de esas a las que vuelvo de vez en cuando—, acabó convirtiéndose en la versión oficial de La mujer de negro, relegando a un segundo plano el argumento original que Susan Hill escribió en los años 80 del siglo pasado.
Conviene aclarar que la película de 2012 es, en realidad, una reinterpretación de otra versión anterior de 1989, también titulada La mujer de negro, que ya adaptaba libremente la novela de Hill. Quizá por eso el argumento se aleja de manera notable del texto original.
Tanto el libro como sus adaptaciones cinematográficas siguen a Arthur Kipps, un joven abogado que se enfrenta a la misteriosa presencia de una mujer vestida de negro en una casa aislada, rodeada de marismas. Ambas historias, cada una a su manera, son estremecedoras, aunque la versión del 2012 (la película más conocida) es más oscura, tiene mayores sobresaltos y es más truculenta. También cambian los personajes y sus vidas antes y después de la aparición de la misteriosa mujer de negro.
El libro, sin embargo, es más calmado. Susan Hill demuestra conocer muy bien los recursos más eficaces de la novela gótica: la ambientación, la tensión, sugerir sin mostrar, etc., pero no se limita a repetirlos sin más. Los adapta y moderniza, lo que provoca en el lector una extraña sensación de anacronía que sorprende y atemoriza por igual. Como si una historia de fantasmas fuera algo desconocido y novedoso. La mujer de negro te descoloca porque rompe las reglas y eso me ha gustado mucho, como lo han hecho las descripciones de la casa, el pueblo, las marismas…
Así, aunque las situaciones que Hill relata y adelanta, porque el lector siempre va por delante de lo que va a ocurrir, son propias del género victoriano más clásico, el tono contemporáneo y el cuidado en la ambientación hacen que lo que cuenta —y cómo lo cuenta— permanezca en la mente del lector. Es una historia que no se olvida fácilmente. Quizá porque crees haber visto a la mujer de negro o quizá porque nunca llegarás a verla.
La mujer de negro es una historia de fantasmas, pero también es una historia de pérdida, soledad, amor y desolación. Su fuerza está en la profundidad de los personajes y en la forma en la que los sentimientos se reflejan en los espacios físicos y en el clima. Las marismas cubiertas por velos de niebla que van y vienen a su antojo son uno de los mejores ejemplos de ello.
Es una novela para leer sin prisa, dejándose envolver por el paisaje y el silencio, por los fantasmas y los espejismos, por la culpa y la niebla que, a veces, solo es un reflejo de lo que nosotros mismos queremos esconder.
Antes de cerrar esta crítica, quiero haceros un par de recomendaciones. Por un lado, intentad ser justos con el libro. Esto es que olvidéis las películas porque son diferentes aunque compartan argumento. Os dejo aquí debajo un par de carteles de los filmes. De todos los que he encontrado por la red, he elegido estos dos porque se dan un aire entre ellos y me ha parecido que el más moderno podria querer ser un homenaje al primero.
Por otro lado, no leáis la sinopsis completa de la novela en redes ni plataformas. Es un destripe en toda regla que puede arruinar tanto el libro como las películas. Yo he intentado evitarlo aquí y he eliminado del resumen oficial todo lo que pudiera estropear una buena historia de fantasmas y misterio con aires contemporáneos. Una historia que abrió camino a otros que, después, hemos querido seguir explorando este género tan difícil de escribir con buen pulso como es el gótico moderno, y que, a la vez, resulta profundamente adictivo.


Sinopsis: Cuando el joven abogado Arthur Kipps recibe el encargo de viajar a un pueblo remoto del interior rodeado de marismas brumosas para asistir al entierro de una anciana, no puede ni imaginar lo que le espera, y sólo ve en ello la posibilidad de progresar profesionalmente, lo que quizá le permita finalmente casarse. Mientras intenta poner orden en el legado de la difunta, empieza a ver una extraña aparición y se introduce en una historia que los lugareños intentan olvidar.
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Una respuesta a “‘La mujer de negro’ y los fantasmas que no se van”