‘Los niños están mirando’, un viaje al terror infantil

Título: Los niños están mirando
Autor: Laird Koenig y Peter L. Dixon
Impedimenta (2024)

Páginas: 204

Los niños están mirando es una novela de suspense y terror gótico norteamericano escrita por Laird Koenig y Peter L. Dixon, que fue publicada por primera vez en 1970 y ahora reeditada para nuestro disfrute por la editorial Impedimenta. De Koenig leí hace un año, más o menos, La chica que vive al final del camino, una novela que recomiendo sin duda. Fantástica en fondo y forma. Muy Buena. En este caso, Koenig escribe con Peter L. Dixon y juntos crean una historia de suspense ciertamente aterradora.

Se trata de una narración, como digo, de suspense y terror gótico norteamericano que se adentra en un oscuro mundo que parece sacado de una pesadilla, creado por unos niños en apariencia inocentes en la California de la filosofía hippie, las series de acción y la histeria del ‘Satanic Panic’. Una combinación que me ha hecho retroceder a mi adolescencia y primera juventud, cuando veía películas de terror adolescente, de serie B y tipo slasher, pero con un toque, en este caso, más siniestro porque todo resulta siempre más macabro cuando los protagonistas son niños.  

La trama gira en torno a cinco hermanos y hermanastros, un crimen violento y una gran cantidad de dilemas morales que este hecho desencadena. Dilemas a los que no podremos dejar de dar vueltas tanto desde una perspectiva adulta como infantil. Y es que aflorará sin que nos demos cuenta nuestro yo niño y se preguntará que hubiera hecho él en iguales circunstancias a las narradas. Cómo hubiera actuado siendo tal o cual personaje. Qué hubiera sentido y cómo se hubiera comportando ante los distintos condicionantes que ayudaron a que todo saliera como salió.

La atmósfera es turbadora y eso se consigue gracias a una prosa que nace y se recrea con las características del gótico norteamericano contemporáneo y que nos lleva, a pesar de la luz de California y de la riqueza de los niños protagonistas (relacionados con la industria del cine), a la esencia de la américa que existe más allá de la que se vende. Una historia y una forma de contarla donde se trabaja en profundidad el perfil psicológico de los personajes principales, ya que sus pensamientos y emociones son plasmados con naturalidad, lo que nos permite empatizar con su situación, aunque esta sea del todo menos natural o normal. Esto también genera una sensación de discrepancia entre lo que se ve (luz, sol, arena, diversión) y lo que se esconde (suciedad, soledad, abandono, crueldad, etc.), y que el lector siente en puridad gracias a lo que se denomina sensibilidad gótica en la narrativa. Si bien, para saber más del gótico norteamericano y aprender las diferencias que existen respecto al europeo, os recomiendo leer a Nathaniel Hawthorne, considerado por los expertos como un autor esencial para comprender las raíces de la literatura gótica en los Estados Unidos. Después de él, os aseguro que querréis leer a muchos otros autores que saben escribir muy bien este género o han coqueteado con él.

La narrativa impacta desde el inicio, y crea un ambiente de confusión y miedo que no nos permite dejar de leer, ya que nos hace preguntarnos constantemente por la inocencia y vulnerabilidad de la infancia frente a los enlutados secretos del mundo adulto que, en realidad, en este caso, no pertenecen tanto a ese mundo como al de los propios niños. Víctimas y ejecutores. Una lectura inquietante que nos desafía y que, con la manipulación psicológica y la pérdida de la inocencia como eje, nos mantiene en constante estado de tensión. Una lectura muy recomendable.

Sinopsis: El resplandeciente sol californiano baña las playas de Malibú durante la última semana del verano. Los cinco hijos del matrimonio Moss, una pareja de actores que está terminando de rodar en Italia su última película, se encuentran solos en casa, enganchados a la pantalla del televisor. Sentados estáticos frente a los tubos catódicos, los cinco hermanos Moss parecen vivir dentro del universo de los sueños que se fabrica en el otro lado de las colinas, en un Hollywood decadente y violento. ¿Quién cuida de ellos? La niñera acaba de ser encontrada muerta, flotando en el mar. Encerrados en su propio horror secreto, siempre con las persianas a medio bajar, los niños insisten en mantenerse ajenos a un mundo adulto de entrometidos que pretenden invadir su hogar aporreando la puerta: la policía, los carteros, los vecinos y un misterioso hombre que los vigila cada noche a través de las cortinas.


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