
Título: La herencia de los huesos
Autora: Elly Griffiths
Maeva (2023)
Páginas: 344
Cuando la muerte no deja pistas, solo los huesos dicen la verdad.
Arqueología y superstición, un nuevo reto para Ruth Galloway.
Esta novela, La herencia de los huesos, es la cuarta (y esperada) entrega de la saga protagonizada por Ruth Galloway, esa arqueóloga forense con la que al principio de nuestra relación me costó encajar y que ahora, qué cosas, no solo me cae bien, también disfruto con ella. No sé si será cosa de la edad (la mía y la suya, pue ella también evoluciona) o que el personaje de Galloway ha cambiado, madurado más bien, de forma que ambas armonizamos más. No lo tengo claro, pero bienvenido sea el cambio. Las entregas anteriores son, en orden, Los ecos del pantano, El umbral de la mentira, y Una tumba entre las rocas (de las que más abajo os dejo el enlace a las críticas), y toda la saga, como sabéis, está ambienta principalmente en Norfolk.
Esta serie de novelas, cuyo soporte o bastidor principal es la arqueología y su denominador común la investigación criminal, está firmada por la británica Elly Griffiths, seudónimo bajo el que se esconde Domenica de Rosa (Londres, 1963), quien después de trabajar durante varios años en el mundo editorial, decidió lanzarse a escribir. Lo hizo cuando su marido se puso a estudiar arqueología, lo que la influyó a la hora de escoger protagonistas y tramas. A Griffiths se le ocurrió la idea de la serie de Galloway mientras paseaba con él por la marisma de Tichwell, en la costa norte de Norfolk. Pensó que aquel era un lugar hermoso, pero también muy desolado. Su marido le explicó que muchos pensaban que era sagrado; que la gente creía que aquello era una especie de puente a la otra vida. Griffiths había encontrado su sitio. Un sitio ideal no solo para iniciar una saga (os aconsejo que leáis el primero libro de la serie para entender esto del lugar sagrado mejor, Los ecos del pantano), sino también para poner a vivir a la principal protagonista de todas las historias, la arqueóloga forense Ruth Galloway.
Las leyendas de Norfolk que en la familia de Griffiths se contaban, ella las recuerda desde niña, también la marcaron por lo que la autora no duda en atar sus historias con mitos, tradiciones que parecían olvidadas, fábulas, supersticiones o creencias antiguas que siempre resultan no solo curiosas de leer, también enriquecedoras. De hecho, creo que ese es uno de los puntos fuertes de estas novelas que hace que estos libros de lectura amable tengan cada vez más adeptos.
El caso que en esta entrega investigan Galloway y el inspector Harry Nelson será complicado, aunque creo que no tanto como el anterior (Una tumba entre las rocas), si bien, el precio que cada uno de los implicados —no solo los personajes principales— deberá pagar será bastante alto. Debo decir que, al ser una saga, es complicado describiros situaciones y desarrollos propios de cada personaje porque no me gusta destripar las historias, ya lo sabéis. Solo os contaré que —más allá del resumen que facilita la propia editorial y que podéis leer abajo— en este caso, Galloway y Nelson deberán llegar, sin que ellos sean siquiera conscientes, a un acuerdo de colaboración familiar que va más allá de sus propios deseos. También otros personajes, hasta ahora secundarios, como el druida Cathbad y la inspectora Judy Johnson, cobrarán un especial protagonismo. Serán, sin duda, futuras estrellas de historias venideras. Estoy segura.
Se trata de una novela fácil de leer que engancha con naturalidad, sin forzar ni escenas ni tramas. Quizá se deba no solo a la aparición de un cadáver nada más empezar la lectura que, como sabemos, siempre es llamativo y capta la atención, sino porque se nota un crecimiento de la escritura. Continúa amable —algo característico de la autora—, pero con una mayor profundidad y carga ambiental, algo que en libros de estas características, en los que los escenarios son tan importantes, resulta fundamental. La ambientación de esta saga es algo que a mí, personalmente, siempre me ha gustado. Esa idea de poder hacer la maleta y plantarme en Norfolk y recorrer junto a los personajes principales todos los escenarios, me atrae mucho. Las marismas, las playas, Norwich (la capital del condado de Norfolk), sus iglesias, museos y unas caballerizas donde suceden hechos extraños y vive una rica familia perteneciente a la aristocracia… Creo que esto me pasa porque soy muy british. No lo puedo evitar.
En definitiva, una historia entretenida, bien escrita y ágil. Una serie que continuaré leyendo porque me gusta su planteamiento y los casos a resolver, pero, sobre todo, porque me gusta la ambientación, la historia británica y las leyendas y mitos que la envuelven. Me gusta aprender, conocer otras costumbres y soñar despierta, con un libro entre las manos, con viajar a todos y cada uno de los escenarios que aparecen en esta saga.
Sinopsis: La arqueóloga forense tiene que resolver un asesinato relacionado con la misteriosa historia de un obispo medieval y una antigua maldición aborigen.
En un museo privado de Norfolk todo está listo para la apertura del féretro de un obispo del siglo XIV. Han invitado al evento a personalidades destacadas y a los principales académicos de la universidad, entre ellos, a Ruth Galloway. Pero justo antes de que comience la ceremonia, se produce un trágico descubrimiento: el director del museo aparece inconsciente junto al féretro y nada se puede hacer por salvarle la vida. A su pesar, Ruth se ve involucrada en la investigación, de la que se hace cargo el inspector Harry Nelson. Las únicas pistas en manos de la policía son unas cartas amenazadoras y una antigua leyenda que despierta los temores de los más supersticiosos. Pero Ruth sabe que son los huesos los que tienen todas las respuestas, y solo ella es capaz de descifrar su mensaje.
Reseñas anteriores:

- Una tumba entre las rocas (Elly Griffiths)
- El umbral de la mentira (Elly Griffiths)
- Los ecos del pantano (Elly Griffiths)
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