El jardín del sur

Llevar en la piel es una novela negra que rompe con los convencionalismos del género, algo que los lectores agradecemos. Aunque su premisa inicial pueda parecer típica, Antonia Lassa (heterónimo de Luisa Etxenike) la transforma rápidamente en inesperada. Con una narrativa ágil, construye una historia que logra mantenernos en vilo hasta el final. Un libro distinto a lo acostumbrado en el noir actual que mantiene muy bien la tensión narrativa.

Uno de los puntos más destacables son sus personajes, ya que Lassa crea figuras complejas cargadas de contradicciones que añaden profundidad a una historia que, sin dejar de ser entretenida, aborda temas actuales como son los problemas de identidad, la búsqueda de uno mismo, etc. que, para no destripar la trama ni desvelaros el final, prefiero no comentar en detalle. Si os diré que cada personaje está en proceso de autodescubrimiento en una sociedad que siempre impone etiquetas. También que, a medida que se desarrolla la historia, los personajes, tanto criminales como víctimas, revelan sus prejuicios, arraigados estos en experiencias previas, miedos y traumas.

El enfoque de los crímenes también sorprende. Lejos de lo predecible, Lassa utiliza diálogos agudos y vívidos que alejan la monotonía, evita los clichés del género y mantiene la tensión. Esta originalidad es lo que da a Llevar en la piel una personalidad única, que la distingue dentro de un panorama noir que, con frecuencia, recurre a fórmulas ya gastadas y/o desgastadas. La escritura de Lassa se caracteriza por un buen manejo del ritmo que alterna momentos de intensa acción con reflexiones más íntimas.

Creo, por tanto, que es una lectura ideal para quienes buscan algo más en la novela negra, pues rompe con la previsibilidad que se ha instalado con comodidad en gran parte del mercado noir y sus variantes. Lassa demuestra que el género todavía tiene mucho que ofrecer cuando se apuesta por la innovación y la creatividad.

Sinopsis: Una anciana millonaria aparece brutalmente asesinada en Biarritz, en un apartamento decadente que ella misma había alquilado. ¿Qué razones la llevaron allí y qué vínculo la unía con su asesino? Esos interrogantes serán el punto de partida de una investigación que poco a poco irá revelando otros enigmas y que estará teñida por el contraste entre un mundo de luces -riqueza, poder, arte en los barrios elegantes de París- y otro de sombras.

Aunque la policía de Biarritz se encarga del caso, hay alguien más interesado en descifrar el misterio. El excéntrico detective privado Albert Larten, que ha instalado su oficina en una autocaravana y es un apasionado de los vinos, hará sus propias indagaciones por la geografía francesa con la minuciosidad de un catador. Porque el asesino dejó unas extrañas marcas en la piel de la víctima, y para Larten todo apunta a que esos patrones cutáneos son la clave de este perturbador crimen.