‘Mi marido’ (Maud Ventura) o la anatomía de la obsesión conyugal

Título: Mi marido
Autora: Maud Ventura
Nórdica libros (2025)

Páginas: 204

Pocos libros llegan a nuestras manos envueltos en un aura de expectación tan densa como Mi marido, de Maud Ventura, una obra que se alzó con el Premio a la Mejor Primera Novela en Francia y que ha cosechado elogios sin parar desde entonces, desde Amélie Nothomb hasta Oprah Winfrey. Y es precisamente en este pedestal de la alta expectativa donde, a veces, la experiencia lectora puede tropezar.

Confieso de antemano que mi recorrido con esta novela ha sido una senda de sentimientos encontrados. Ventura nos zambulle en la mente de una mujer aparentemente perfecta, con una vida idílica —un marido ideal, hijos, éxito profesional—, cuya existencia se reduce a una única misión que es mantener vivo el amor adolescente por su esposo, un sentimiento que ha degenerado en una obsesión meticulosa y asfixiante.

El inicio del libro es espléndido. Ventura despliega una prosa ágil y precisa para dibujar el retrato de esta protagonista sin nombre obsesionada con el amor o la idea de lo que es el amor. La tensión se construye a través de rutinas más bien neuróticas como es el análisis de los gestos del marido, los pequeños juegos de control, las ‘pruebas’ de amor a las que lo somete, y la desesperación que subyace bajo su fachada de esposa y madre perfecta. Esta primera parte es magnética, incómoda y ciertamente perturbadora. Uno no tiene claro qué es lo que está leyendo y si la protagonista es quien dice ser. ¿Nos miente?

La novela, así, propone una inmersión profunda en los oscuros secretos que se esconden tras la pasión conyugal, mediante la exploración del miedo a la pérdida y el desgaste de convertir una emoción en un sistema de reglas inquebrantables. Entonces, el juego de la intriga sobre la verdadera dinámica de poder en este matrimonio se vuelve adictivo.

Sin embargo, a medida que la trama avanza, la efervescencia inicial comienza a diluirse. El mecanismo obsesivo de la protagonista, tan fascinante al comienzo, se vuelve un tanto repetitivo. La tensión acumulada, que prometía algún tipo de estallido o de revelación que nos dejara boquiabiertos, nos deja en realidad con un sabor agridulce.

Llegados al clímax, la intriga y la tensión no encuentran un anclaje. El final resulta, desde mi punto de vista —y recordad que esto es siempre subjetivo—, poco resolutivo. Entiendo la idea de dejar un espacio a la ambigüedad, pero esto desluce la promesa de desnudez marital y quizá de una sorpresa final —alternativa tal vez a la realidad descrita— que el libro había construido con tanto acierto.

No obstante, es inevitable preguntarse si esta contrariedad final no se debe, en parte, a las expectativas que tenía sobre el libro cuando me puse a leerlo. Las opiniones y elogios desmedidos (tanto para bien como para mal) a veces nos impiden acercarnos a una obra con la frescura y la justicia que merece. Me temo que no he sido capaz de disociarme por completo de ese ruido y por ello he sentido que algo faltaba, cuando lo que Ventura ofrece es otra cosa: la anatomía de la obsesión conyugal.

Mi marido es, con independencia de esta sensación mía sobre el desenlace, una lectura interesante y valiente, hipnótica de hecho, que aborda con mucha inteligencia la fragilidad de la identidad femenina ligada al amor romántico y los peligros de la obsesión. Yo la calificaría de antinovela romántica que te mantiene pegado a sus páginas y que merece ser leída sin la pesada sombra de lo que «debería» ser.

Sinopsis: Vista desde fuera, su vida es envidiable: una carrera exitosa, una apariencia deslumbrante, una hermosa casa en las afueras, dos hijos sanos y, lo más importante, un marido ideal. Después de quince años juntos, ella todavía está enamorada de él. Pero nunca tiene la seguridad de que su pasión sea correspondida. Decidida a mantener su relación perfecta, se prepara meticulosamente para cada encuentro, siempre cuidando de que sus acciones parezcan sencillas. Hasta que un día se da cuenta de que puede haber ido demasiado lejos…

Mi marido es una historia audaz y estimulante sobre la pasión y los oscuros secretos que se esconden detrás de un matrimonio aparentemente normal.


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4 respuestas a “‘Mi marido’ (Maud Ventura) o la anatomía de la obsesión conyugal

  1. Hola Vero.

    La clave de este debate está en el término perfección.

    Para un paciente con TOC, hay una serie de factores que son sus enemigos más acérrimos. El tiempo es uno de ellos. El tiempo cambia, modifica las cosas, las personas, crea arrugas y trastorna las relaciones de culquier tipo. Por eso, intentar congelar una relación en un estado «original», es lo más parecido a conseguir la perfección. Sólo la primera impresión es la auténtica. Si ya no sientes mariposas en el estómago, «ya no eres como al principio» y el cambio, es el enemigo a batir.

    Del conjunto de todas estas desviaciones se deduce que la perfección no existe…salvo en la mente enferma de quien pretende que nada ni nadie cambie.

    Has abierto un melón de lo más sugerente y apetecible, pero la Maud esta, que se vaya tomando una tortilla de Lexatin, tres veces al día.

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  2. Hola Verónica.

    Según estaba leyendo tus comentarios, he llegado a la conclusión de que esta mujer sufre un Trastorno Obsesivo Compulsivo y lo que ella intenta ofrecer como pasión juvenil, adolescente, no es más que un deseo irrefrenable de control y manipulación. Es típico en estos perfiles presentar los celos como una muestra de amor supremo.

    Y eso que no soy psicólogo, pero sé de qué hablo.

    No sé si tú has sacado esa conclusión.

    Gracias por abrir esta ventana de comunicación.

    Un saludo

    Carlos

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    1. Hola, Carlos:

      Muchas gracias por compartir tu perspectiva. Es muy interesante, y has tocado un punto central en el análisis de Maud Ventura. Sinceramente, tu conclusión sobre la protagonista no me extraña. Muchos han señalado esa naturaleza obsesiva y controladora de la narradora. La forma en que ella analiza meticulosamente cada gesto de su marido lleva la pasión romántica a un extremo que se siente como neurosis . Los celos y las constantes «pruebas de amor» son el mecanismo que ella usa para asegurarse de que la relación se ajusta a su ideal.

      Y aquí es donde quiero añadir algo, siguiendo tu hilo de pensamiento, creo que parte de su problema es social. Su vigilancia y pánico ante cualquier atisbo de imperfección en el matrimonio reflejan la creencia, muy arraigada en nuestro mundo, de que el valor de la mujer reside fundamentalmente en tener un matrimonio «perfecto» y ser la esposa ideal.

      Es como si, en parte, sin ese amor, ella sintiera que su propia identidad como mujer completa se desmoronase. En este sentido, el marido es un símbolo de su propia realización personal y social.

      Me alegra mucho que esta reseña haya abierto esta ventana para debatir sobre la psicología y el contexto social de la novela. ¡Un saludo y espero leer más de tus reflexiones!

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