Octubre se apaga, pero el gótico nunca muere. Hemos aprendido a asociar el terror vampírico con castillos victorianos o con el dark love contemporáneo, pero la verdadera oscuridad —esa mezcla de deseo, culpa y melancolía— hunde sus raíces mucho antes. En 1836, Théophile Gautier escribió Clarimonde (La muerte enamorada), una de las obras más bellas y perturbadoras del Romanticismo.
Charles Baudelaire la describió como «la obra maestra de Gautier». Antes de que Stoker o Le Fanu imaginaran sus monstruos inmortales, Gautier ya había creado el núcleo del romanticismo gótico: el conflicto entre el deseo más carnal (la vampira, la carne) y la obligación moral (el sacerdote, la culpa).
Este relato está considerado el segundo gran texto vampírico de la historia —tras El vampiro de Polidori— y nos recuerda que el auténtico terror se alimenta de las sombras del alma humana. Una lectura imprescindible para quien quiera adentrarse en la estética y la sociología del deseo vampírico.
Y vosotros, ¿qué historia gótica os gusta más?
Descubre más desde El jardín del sur
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

