Harpman y la inocencia feroz. ‘Yo que nunca supe de los hombres’

Título: Yo que nunca supe de los hombres
Autora: Jacqueline Harpman
Alianza (2025)

Páginas: 184

(…) pero los seres humanos tienen que hablar, porque si no pierden su humanidad (…)

Algunos libros tardan en encontrar su lugar. Yo que nunca supe de los hombres, de Jacqueline Harpman, fue publicado en 1995, pero es ahora, treinta años después, cuando arrasa. Ha sido gracias al club de lectura de la cantante Dua Lipa. Esto me hace preguntarme cuántas obras nos perdemos o se pierden en el tiempo; cuántas buenas historias se nos escapan sin que sepamos siquiera de su existencia. Yo misma no conocía esta novela antes de su boom actual. Quizá 1995 me pilló muy joven, entonces tenía dieciséis años, estaba en el instituto ocupada con mis propias obsesiones adolescentes. Por fortuna, ahora he podido disfrutar de él.

Harpman sitúa su historia en un mundo devastado. Cuarenta mujeres permanecen cautivas en un sótano sin explicación aparente, vigiladas por guardias (hombres) que nunca hablan. Un día, sin previo aviso, suena la alarma, las puertas se quedan abiertas y los captores desaparecen. El grupo de mujeres sale al exterior y lo que encuentra no es precisamente la libertad imaginada, tal vez recordada por algunas de ellas. Es un mundo distinto, desértico, sin nadie. Están solas.

La narradora, la más joven de todas, nunca ha conocido el mundo anterior y no recuerda cómo son de verdad las relaciones humanas; tampoco las relaciones amorosas o sexuales. Ni las ciudades ni el nombre de algunas cosas. Es una conciencia virgen que se enfrenta a la nada. Virgen en todos y cada uno de los sentidos posibles.

Ese punto de vista, desnudo y de feroz inocencia, hace que esta novela sea especial. Lejos de las narrativas postapocalípticas convencionales, aquí no encontramos monstruos, radiación ni humanos amenazantes. No es Mad Max ni The Road. Es una historia de descubrimiento. Una historia de amor y amistad, así como de supervivencia y autoconocimiento. ¿Cómo se puede experimentar el amor si no se entiende su significado? ¿Y la amistad? ¿Cómo nacen de verdad los sentimientos? ¿Cuánto influye la educación, la familia, los otros, en la construcción de nuestra identidad?

Mientras las mujeres mayores a veces tratan de reproducir las rutinas del pasado o aferrarse a los restos de su identidad perdida, y otras, en cambio, prefieren olvidar, dejarse ir, porque la muerte puede ser lo único que no cambia se esté donde se esté, la joven observa, analiza y pregunta. Su mirada no está contaminada por la nostalgia ni por el miedo. ¿Quiénes fueron los hombres? ¿Por qué las encerraron? ¿Qué significa ser libre cuando no hay prisión?

La voz de la protagonista, precisa y sin sentimentalismo, es el verdadero motor del relato. En ella conviven la curiosidad y la soledad de quien debe aprenderlo todo y encarna una forma de pureza mental que sobrecoge al lector. Una dignidad que no depende de la historia ni de la memoria. Es, cómo explicarlo, una nueva humanidad nacida del vacío.

Harpman construye una parábola feminista desde la filosofía y a través de ella nos propone explorar, en realidad, la condición humana general. ¿Qué queda de nosotros cuando se borran las coordenadas del tiempo, el amor, el género o la cultura?

En ese territorio sin referencias, la autora consigue que, cuando el libro termina, en verdad no lo haga del todo. Todavía me sorprendo, de vez en cuando, preguntándome si se puede conocer el mundo sin conocer al otro. ¿Se puede?

Sinopsis: En un futuro cercano, en un planeta irreconocible, cuarenta mujeres son mantenidas en una jaula custodiada por silenciosos hombres uniformados. La más joven de ellas, la única que no recuerda cómo era el mundo antes de la catástrofe, narra este relato inquietante y se pregunta sobre lo que nos hace humanos. Mientras, va descubriendo las emociones esenciales: la nostalgia, el amor, la amistad y la muerte. Los años pasan en esa cárcel subterránea hasta que un día los guardias desaparecen, y las mujeres consiguen salir al exterior. Entonces comenzará una errancia en busca de sentido por una tierra baldía, en un mundo sin pasado ni futuro.


Descubre más desde El jardín del sur

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.


5 respuestas a “Harpman y la inocencia feroz. ‘Yo que nunca supe de los hombres’

Replica a minexus6 Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.