La lluvia y yo

En todas mis novelas, la lluvia está presente, sobre todo en las dos últimas. ¿Sabéis por qué? Porque tengo un recuerdo muy especial relacionado con ella que me acompaña siempre que escribo.

En invierno, cuando estudiaba en la universidad y regresaba de noche, me bajaba del autobús y el aire frío y la lluvia me golpeaban la cara. Esa sensación me decía que ya estaba en casa. Cuando escribo el tiempo que va a hacer en mis novelas, intento plasmar ese recuerdo en las páginas. Me gusta que algunos de mis personajes sientan esa emoción.

‘Love Is in the Air’

El amorEse sentimiento que, como asegura uno de los personajes de mi última novela, «mueve el mundo, eleva al hombre y lo hace libre. Porque no hay nada más hermoso que amar y ser correspondido».

Así se debían sentir los que han colocado este curioso candado en un puente de Gijón. Lugar que, no sé, a mí no me termina de gustar demasiado porque me parece un sitio un tanto feo para esto del amor. Un puente sobre la autovía, demasiado expuesto al sol, un tanto sucio… Pero, bueno, pensaremos aquello de que el amor es ciego y que, seguro, aunque no lo veamos, hay un motivo importante por el que ese candado deba estar en ese barrote concreto de ese puente en concreto.

Como ya he dicho otras veces en las que me he encontrado cosas curiosas por la calle, de esas que tienes que mirar dos veces porque algo has captado por el rabillo del ojo, son estas “pequeñeces” las que te sacan una sonrisa y te hacen creer en la belleza del mundo.

Alguno os preguntaréis, ¿y si se rompe el amor? Entonces, recurriendo de nuevo a otra de las ideas de mi personaje, creeremos que «el desamor, en el fondo, es una parte más. Una pieza más. Amores piadosos, locos, traicioneros, de una noche o de toda una vida. Amores, en definitiva, que nos hacen humanos».