No está permitido soñar
Hoy quiero compartir con vosotros una pequeña reflexión. El otro día estuve mirando por la ventana el ir y venir de gente por un parque cercano a mi casa. Algunos iban con niños y otros solos. Mientras les observaba, intenté imaginar sus vidas, ilusiones y sus sueños. Intenté averiguar qué es lo que quieren conseguir de la vida.
Sí, lo sé. Fue una ocurrencia un poco tonta. No se puede saber de verdad qué piensa la gente solo con mirarla. Se puede imaginar, pero no saber. Son viejas costumbres de una socióloga observadora con mucha imaginación. El caso es que viendo sus prisas, sus rostros y gestos, llegué a la conclusión de que la mayoría de esas personas, salvo los niños, ellos, por el momento y por fortuna, van por libre, ya no tienen más ilusión que la de sobrevivir.