Os invito a terminar julio y disfrutar de este fin de semana de una manera estupenda. ¿Cómo? Con un buen relato de humor. ¿Os apetece? Se titula El salto y lo tenéis disponible en la web de El Comercio y del resto de periódicos del grupo Vocento. Espero que os guste mucho y prometo una buena ración de carcajadas.
Os invito a terminar julio y disfrutar de este fin de semana de una manera estupenda. ¿Cómo? Con un buen relato de humor. ¿Os apetece? Se titula El salto y lo tenéis disponible en la web de El Comercio y del resto de periódicos del grupo Vocento. Espero que os guste mucho y prometo una buena ración de carcajadas.
El ComercioJosé Luis RuizSemana NegraSemana NegraRosa RibasA QuemarropaVerónica García-PeñaLa cantante Calva LibrosJosé Luis Ruiz
Ha sido fantástico participar en la Semana Negra de Gijón, charlar con lectores y autores, y presentar ‘Azucre’ (Pepitas editorial, 2021), de Bibiana Candia, una novela que es la ganadora del premio Espartaco de este año y que es muy hermosa. Golpea y te abraza. Un libro que Bibiana ha escrito y estructurado con mimbres de poeta. Os lo recomiendo. Respecto a la charla, por si os la perdisteis, aquí os dejo el vídeo del acto.
Hubo también hueco para dejar mis impresiones sobre lo ocurrido en la semana en el el decano de la prensa negra mundial, ‘A Quemarrropa’, donde me adentré en las tierras de Oz. En el siguiente enlace podéis leer el artículo completo.
El viernes 8 de julio comienza en Gijón (Asturias) la Semana Negra y, si os apetece, podremos vernos el jueves 14 el en la presentación de la novela Azucre (Pepitas de calabaza, 2021), de Bibiana Candia, a las que tendré el placer de acompañar. Y en otros actos que aún no puedo desvelar.
Apretó con fuerza el cuello, retorciendo entre sus dedos los cables que daban vida a ese androide al que nunca amó, pero con el que siempre soñó. Presionó hasta que lo apagó y sus chipas se esfumaron.
Después, se sentó en el diván, a su lado, y lo miró con pena. ¿Qué iba a ser de él ahora? ¿Cuál sería su motivo para seguir adelante? Entonces puso las manos en su propio cuello y tiró de los cables. Él también debía apagarse.