ítulo: La playa de los ahogados
Autor: Domingo Villar
Siruela (2009)
La playa de los ahogados es la segunda novela de Domingo Villar protagonizada por su peculiar detective Leo Caldas, un personaje solitario y retraído, fumador y lacónico, y su ayudante Rafael Estévez, un aragonés desesperado por la ironía y la ambigüedad gallega. Con su forma de narrar, Villar nos hace participes de la vida de los pueblos marineros gallegos, ya que es ahí donde transcurre la trama, y nos acerca a ese mar atlántico guardián de una costa llena de secretos.
Debo decir que, como me sucedió con el libro anterior, Ojos de agua, he disfrutado mucho de la historia de la novela y de la Galicia de Caldas y Villar.
Todo comienza cuando una mañana, el cadáver de un marinero llamado Justo Castelo es arrastrado por la marea hasta la orilla de la playa de Panxón, un pueblo de pescadores cercano a Vigo, con las manos atadas. A pesar de que todos los indicios parecen indicar que se trata de un suicidio, Caldas irá, poco a poco, descubriendo que tras esa muerte hay enigmas ocultos por resolver.
Sin testigos claros y sin rastro de la embarcación del fallecido, el inspector Leo Caldas se mete de lleno en el mundo marinero del pueblo y en sus costumbres. Todo para intentar esclarecer el crimen. Para ello tendrá que tratar con los hombres y mujeres de la localidad que, supersticiosos, se resisten a contarle las sospechas que albergan sobre lo sucedido. Y cuando se deciden a hablar, apuntan en una dirección demasiado insólita y fantasmagórica.
La muerte de Justo Castelo será para Caldas un asunto turbio, con giros inesperados al pasado y de difícil solución ya que, además, el inspector tiene sus propios fantasmas que lo atormentan y una realidad de la que no sabe si quiere huir. Caldas atraviesa días difíciles.
La playa de los ahogados es, sin duda, un paso adelante en la literatura de Villar ya que nos acerca una historia compleja, pero muy bien hilada. Se nota un crecimiento de los personajes principales, Caldas y Estévez, y una descripción excepcional de la vida de los pueblos marineros gallegos y de sus gentes. Todo ello aunado con una acción mantenida y sin agobios. No hay prisa por terminar como sucede en el final de algunas novelas policiacas. Sumando a todos estos ingredientes un poco de humor e ironía, lo que Villar consigue con esta segunda novela, mejor que la primera, es que el lector esté en todo momento atento para ver si puede ser él quien dé con la solución.
Deciros que La playa de los ahogados es una muy buena novela que se lee muy rápidamente. Es uno de esos libros que da pena terminar. Es fácil de leer y de disfrutar. Y si me permitís un consejo, mientras la leéis, en ocasiones, os recomiendo que escuchéis La canción de Solveig, compuesta por el noruego Edvarg Grieg, que el marinero ahogado Justo Castelo solía silbar.
Reitero mi idea de que si aún no habéis leído nada de Domingo Villar, al girar su obra sobre unos personajes comunes como Caldas y Estévez, empecéis mejor por Ojos de agua como primer acercamiento al autor.
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