
Título: Todos los colores de la oscuridad
Autor: Chris Whitaker
Salamandra (2025)
Páginas: 560
Cuando terminas de leer Todos los colores de la oscuridad, de Chris Whitaker, tienes la sensación de haber vivido una gran historia, y no me refiero únicamente a haberla leído, sino a haberla vivido de verdad. El británico lo ha vuelto a conseguir y era un reto complicado, pues tras el éxito de crítica y público conseguido con Empezamos por el final, el listón estaba alto. No obstante, esta novela es emocionante (sin caer en la trampa de la sensiblería fácil), atrevida, con personajes memorables y una trama que avanza con firmeza entre el dolor, el misterio y la ternura; entre el inmenso abanico de colores que podemos ver y sentir, tanto en la luz como en la oscuridad.
Me ha gustado mucho, pero he de confesar que no tanto como Empezamos por el final. Creo que se debe al tiempo en el que leí la anterior porque llegó a mí como un salvavidas al que me agarré con fuerza y que me ayudó a continuar mi camino lector (incluso de escritura) en un momento complicado. Whitaker es muy buen escritor y demuestra en cada texto un talento envidiable. Hay, a mi juicio, una calidad en su escritura difícil de encontrar en la narrativa contemporánea actual. Mezcla de melancolía, verdad y esperanza construida con palabras precisas y silencios bien colocados. También con personajes tan auténticos que se convierten en parte de tu vida mientras estás leyendo. Eso es muy difícil de conseguir.
Sus historias no se leen con ligereza, es cierto, requieren de tiempo, pero no porque sean densas o pesadas; es más bien porque te exigen cierta implicación emocional. El propio autor nos confiesa, al final del libro, en los agradecimientos, que es un escritor lento y, con sinceridad, yo se lo agradezco porque esta historia es así, como un diamante (dura y preciosa a la vez) gracias precisamente a ese tiempo dedicado a su creación. Ya conocéis el famoso dicho «no por mucho madrugar…». Hoy en día, pienso, hay quien se empeña en despertar al sol a puñetazos, lo que no necesariamente da como resultado que el sol te haga caso y tampoco la creación per se de historias tan apasionantes como esta.
Quiero dejar aquí, antes de continuar, un pequeño apunte sobre cómo, a mi juicio, se debe leer. Esto es un consejo, pero creo que os puede ayudar. Os recomiendo leer los libros al completo. Esto significa leer también introducciones, epílogos, prólogos, notas, agradecimientos, biografías… Así se puede aprender y descubrir muchas y muy diferentes curiosidades del autor, la obra, su gestación, la vida, el país de origen y/o donde transcurren los hechos e incluso finales alternativos. De verdad que me parece importante. Quizá no haya que leerlo con tanta atención como la historia en sí, pero nunca está de más echarle, al menos, un vistazo.
De regreso a la novela de Whitaker, hay que destacar que la trama, compleja y exigente —sobre todo por la gran cantidad de personajes involucrados (principalmente secundarios) y por el tiempo tan amplio que abarca—, requiere de una elaboración y un cierre muy elaborados. Esto se consigue con paciencia y solidez argumental, un buen pulso narrativo general y ciertos giros. Estos, eso sí, siempre al servicio del relato y no del efectismo. Dicho esto, si dejamos de lado la parte más técnica o profesional de cómo está escrito y estructurado este libro, lo que de verdad sostiene la novela no es otra cosa que su humanidad; es decir, los vínculos, recuerdos, pérdidas y preguntas. También la búsqueda de una redención que no siempre es feliz, pero sí necesaria.
Por todo, os recomiendo sin duda este libro. Leer Todos los colores de la oscuridad es apostar por la buena literatura. Además, esta obra es un refugio para quienes buscan novelas con alma.
Sinopsis: Monta Clare, Misuri, 1975. Mientras la guerra de Vietnam llega a su fin y Muhammad Ali se enfrenta a Joe Frazier, la desaparición de varias niñas quiebra la sensación de seguridad característica de esa pequeña comunidad, que se agrava cuando Joseph Patch Macauley es secuestrado. Su mejor amiga, Saint Brown, se propondrá encontrarlo a toda costa, pero, pese a sus esfuerzos, Patch permanecerá casi un año en total oscuridad en un sótano con la única compañía de una niña llamada Grace, a quien escucha, pero nunca ve, y que lo visita en secreto. Tras ser liberado, la búsqueda de Grace se convertirá en el hilo conductor de la vida de Patch, que tomará giros insospechados a lo largo de dos décadas, mientras Saint lucha por hallar la verdad y recuperar a su amigo, a quien cree perdido en un oscuro recuerdo.
Reseñas anteriores:
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Una respuesta a “‘Todos los colores de la oscuridad’, de Chris Whitaker. Una novela con alma”