‘El aleteo’

EL ALETEO

Dicen que el otoño es gris, apagado y triste, pero siempre he creído que eso lo piensan y sienten aquellos que no saben leer las hojas que caen, como mariposas, de los árboles.

Copyright © 2022 Verónica García-Peña

‘Mundo eléctrico’

MUNDO ELÉCTRICO

Apretó con fuerza el cuello, retorciendo entre sus dedos los cables que daban vida a ese androide al que nunca amó, pero con el que siempre soñó. Presionó hasta que lo apagó y sus chipas se esfumaron.

Después, se sentó en el diván, a su lado, y lo miró con pena. ¿Qué iba a ser de él ahora? ¿Cuál sería su motivo para seguir adelante? Entonces puso las manos en su propio cuello y tiró de los cables. Él también debía apagarse.

Copyright © 2022 Verónica García-Peña

‘Insurrección autómata’

INSURRECCIÓN AUTÓMATA

Llevo un rato tarareando una famosa canción de Alaska en la que los electrodomésticos se rebelan y leen a Marx porque eso es, precisamente, lo que ha pasado hoy en mi casa.

Tengo a la tostadora y a la sandwichera con pancartas y gritando proclamas sindicalistas mientras pasean de un lado a otro de la encimera exigiendo un horario que les permita conciliar mejor su vida familiar y profesional. La panificadora les apoya.

La lavadora, el horno y el lavavajillas, junto a la vitrocerámica, están de asamblea. Discuten si secundan la huelga que ha iniciado el microondas porque en casa, al pobre, nadie lo usa y cree que es víctima de ‘mobbing’.

La nevera, por su parte, no me deja abrirla. Se niega a ser utilizada como un simple objeto cosificado. «Tengo sentimientos», me grita irritada.

Así, estoy en la calle. He decido que un paseo es mi mejor opción porque al salir de la cocina, he oído jaleo en el salón. Creo que el televisor es el cabecilla y junto con la aspiradora y otros objetos autómatas de mi hogar, se han vuelto humanos.

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‘El disfraz’

Verónica García-Peña Halloween

EL DISFRAZ

Cuando regreso, intento quitarme la máscara. Tiro con fuerza de ella, pero está muy prieta. Entonces lo hago del pelo y solo consigo arrancarme un par de mechones. «Tranquilo», me digo a la vez que estiro esta vez desde la parte del cuello. En ese instante, mi hija pequeña entra por la puerta. Va vestida como yo. Tiene mi misma cara y me doy cuenta de que, en realidad, no llevo antifaz.

Copyright © 2020 Verónica García-Peña