
EL DISFRAZ
Cuando regreso, intento quitarme la máscara. Tiro con fuerza de ella, pero está muy prieta. Entonces lo hago del pelo y solo consigo arrancarme un par de mechones. «Tranquilo», me digo a la vez que estiro esta vez desde la parte del cuello. En ese instante, mi hija pequeña entra por la puerta. Va vestida como yo. Tiene mi misma cara y me doy cuenta de que, en realidad, no llevo antifaz.
Copyright © 2020 Verónica García-Peña
Eso me ha pasado más de una vez..
Me gustaLe gusta a 1 persona
Creo que es algo que todos hemos sentido alguna vez, ¿verdad?
Gracias por leer el blog y por comentar.
Me gustaLe gusta a 1 persona