El jardín del sur

Hace unos días salió en los medios de comunicación una noticia muy interesante en la que se nos informaba de que a más de la mitad de los aspirantes a bombero de Burgos se le había suspendido por faltas de ortografía. Una vez hecho público este asunto, la polémica estaba servida.

La ciudadanía se dividió en dos bandos, como siempre, y las redes sociales empezaron a arder. Por un lado estaban aquellos que defendían que esto de la ortografía era y es una verdadera tontería porque para apagar incendios no es necesario escribir bien. Este fue uno de los argumentos más utilizados. Y por otro lado, estaban todos aquellos que lo veían como un toque de atención sobre la falta de interés por nuestro idioma y el preocupante nivel del sistema educativo español (se supone que las cuestiones suspendidas correspondían a un nivel de la enseñanza obligatoria básica que todos debemos haber hecho, incluidos los bomberos).

A mí, para ser honestos, lo que me parece vergonzoso y, sobre todo, preocupante no es que más de la mitad de los aspirantes suspendiera, porque hay otra mitad (un poco menos) que lo aprobó, sino la cantidad de gente, cada vez más enervante y exasperada, que defiende a capa y espada que la ortografía, la gramática y el saber escribir bien es algo innecesario. ¿Innecesario? ¿De verdad?

Lo importante, me han llegado a decir, es que se entienda. Vale. Bien. Que se entienda… Cuando un bombero que no sabe escribir bien te haga un informe en el que deba explicar perfectamente para el seguro y el juez, pongamos, por qué tu casa ha quedado reducida a cenizas y lo haga de pena y te cree problemas, vienes y me repites tu argumento. Entonces te diré yo que no pasa nada. Si lo importante es que así, en general, de forma conjunta, se entienda, ¿no?

En fin. El caso es que a cuenta de este asunto, me he fijado más en lo  que unos y otros escriben en las redes sociales y he encontrado verdaderas joyas del lenguaje, totalmente reales, que he decidido recopilar porque la ortografía sí es importante.

Como soy mala, pero no tanto, he optado por ocultar la identidad (nombres y fotos de perfil) de los ejecutores de estas joyas.

No digo yo que uno no pueda cometer errores, pues somos humanos y erramos, yo la primera, pero tras lo leído, ¿de verdad se puede mantener el argumento de que no es necesario escribir bien pues lo importante es que se entienda? No sé si os ha pasado como a mí, pero, visto lo visto y leído lo leído, a veces, me planteo si algunos no perdieron parte de las neuronas en algún extraño incidente extrasensorial o algo así.

Escuchando y leyendo estas barbaridades pienso en escribir mi próxima novela sin fijarme en absoluto en la ortografía y publicarla tal cual. ¿Qué creéis que pasaría? ¿Serían conmigo, escritora, tan benévolos como lo fueron con los bomberos?