
Título: La número 31
Autora: Katarzyna Puzynska
Maeva (2022)
Páginas: 442
Esta es la tercera entrega de la saga ‘Los crímenes de Lipowo’ (una localidad situada al norte de Varsovia, en Polonia) escrita por Katarzyna Puzynska. Graduada en psicología, Puzynska trabajó como profesora universitaria durante varios años hasta que por fin pudo dedicarse por completo a la escritura. Esta serie la ha situado entre los autores más vendidos de Polonia.
Como os decía, es la tercera entrega que llega a nuestro país, pero son más los libros escritos y publicados en Polonia (creo que 14) por lo que, poco a poco, los iremos disfrutando. En España hemos podido leer Mariposas heladas, Más rojo sangre y La número 31, del que hoy hablamos.
La novela, con una intriga sostenida, nos cuenta una historia policíaca más compleja que las contadas en entregas anteriores y que está relacionada con un gran incendio en el que murieron algunos familiares de los protagonistas principales y algunos vecinos del pueblo, y con un suicido en masa por parte de una secta en los años 70. También, claro está, con los secretos de un pueblo donde en apariencia nunca pasa nada. Una combinación que esta vez me ha mantenido pegada a las páginas con más ganas. Creo que el tema de las sectas me atrae. Quizá los incendios también, no lo sé, y esa idea de que en los pueblos pequeños nunca pasa nada mientras que en los de estas obras (sagas en su mayoría), pequeños y tranquilos como el que más, pasa de todo. En el fondo, pensadlo, son todos un poco Cabot Cove.
En este caso, además, algunos personajes presentes en las dos novelas anteriores, por distintas circunstancias, no aparecen más allá de ser mencionados, como la psicóloga Weronika o la comisaria Klementyna Kopp, de la Policía Criminal de Brodnica —quien, hasta ahora, siempre ayudaba en los crímenes de Lipowo—, por lo que todo el peso de la trama recae en los policías y habitantes de Lipowo. Me ha gustado el cambio, la novedad, porque nos permite acercarnos más a las vidas y formas de pensar de Lipowo de cara a futuras entregas. Es un pueblo de verdad curioso. Y debo admitir que estos personajes ausentes no son de mis favoritos, aunque cada vez les entienda más.
La numero 31 sigue, parcialmente, una estructura muy utilizada por parte de algunas escritoras escandinavas a la hora de narrar sagas criminales (una estructura tremendamente imitada, a veces incluso copiada tal cual, aquí en España durante un tiempo) que consiste en que la narración está dividida en dos historias, una presente y otra pasada, que confluirán al final de la novela. Y digo parcialmente porque, aunque sí se da esa construcción, apenas hay pasajes relacionados con el pasado. Encontramos diseminados por la historia el prólogo y tres más, creo haber contado, más el epílogo. Son suficientes para darnos pistas, pero sin importunar siendo, eso sí, el pasaje final esencial para entender algunas características de la historia relatada y que servirá, creo, como posible argumento futuro, aunque esto último solo es una suposición.
Así, como sucedía con sus dos novelas anteriores, La número 31 nos brinda una oportunidad magnífica para viajar y aprender más sobre Polonia y su forma de ver el crimen y la novela negra. Una historia policíaca donde, en el fondo, nadie es inocente.
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Sinopsis: Es diciembre en Lipowo. El aire está impregnado de olor a pino y sus habitantes se preparan para un frío invierno. Solo hay una cosa que enrarece la paz del lugar: en unos días, el culpable de la muerte del padre del inspector Daniel Podgórski volverá al pueblo. Durante quince años nadie ha osado pronunciar su nombre. Por si eso fuera poco, una pareja que ha viajado desde Suecia amenaza a un habitante del pueblo por una razón que nadie conoce. Daniel intenta mantener la situación bajo control, pero cuando alguien provoca un incendio, como quince años atrás, el pasado regresa, sin piedad. Para complicar más las cosas, se realiza un inquietante hallazgo en el bosque, en lo que décadas atrás fue el asentamiento de una secta.
Reseñas anteriores: