
Título:El bosque de las cuatro preguntas
Autora: Tessa Randau
Maeva (2022)
Páginas: 128
Es esta una historia muy distinta a lo que acostumbro a leer porque envuelta en formato cuento, en realidad, es un libro inspirador. He dicho cuento, son solo 128 páginas, pero, en realidad, quizá fuera más adecuado decir fábula ya que se asemeja, tanto en forma como en fondo, a estas, que intentan ayudar a quien las leen a comprender mejor determinadas circunstancias vitales.
En El bosque de las cuatro preguntas, a través de las experiencias de una mujer cuya vida parece perfecta, la historia narrada quiere ayudarnos a entender por qué en demasiadas ocasiones, más de las que nos gusta admitir, sin que sepamos exactamente el motivo, nos sentimos agotados, superados, hartos y, además, culpables. Por qué luchamos cada día, sin darnos tregua, por alcanzar metas y objetivos que, si somos sinceros con nosotros mismos, no estamos seguros de querer. ¿Queremos llegar ahí? Y también nos hace reflexionar sobre por qué continuamos andando un camino que no nos produce más que insatisfacciones y, en muchos casos, disgustos. ¿Por qué?
Podríamos pensar, algunos así lo han catalogado, que esta obra es un libro de autoayuda, pero no estoy de acuerdo. Es más bien un libro filosófico, o reflexivo si preferís, sobre experiencias personales vividas por la propia autora, Tessa Randau, una periodista y escritora alemana que trabajó como redactora jefe de una revista hasta que decidió, a través de las cuatro preguntas que se plantean en la narración, hacer un cambio en su carrera. Lo dejó todo y se convirtió en consultora contra el estrés. El bosque de las cuatro preguntas es su primer libro.
Las preguntas planteadas —no puedo desvelaros cuáles son aunque estoy segura de que os las habréis hecho en más de una ocasión—, nos conducen por el sendero del autoconocimiento de nuestras necesidades y anhelos. Lo que hacemos y lo que de verdad queremos hacer sin dejar de lado las obligaciones que la vida, nos guste más o menos, nos impone y no podemos abandonar. Así, uno se va dando cuenta, paso a paso, respondiendo a cada pregunta —siempre que se haga con absoluta sinceridad—, de que ese malestar que a veces se siente cuando se dice «sí» a todo lo que te proponen (bien sea por obligación, compromiso o deber; por compasión incluso) o esa sensación de vértigo cuando no llegas —sabes que no llegas, pero continúas caminando, corriendo, escalando— o ese dolor de estómago cuando te relacionas con determinadas personas, responde a la infelicidad. Responde a no escuchar lo que tu cabeza, corazón e instinto te dicen. Hemos dejado de escuchar nuestro interior. Hemos dejado de escucharnos.
Nos hemos acostumbrado a ir demasiado deprisa; a estar siempre ocupados (como si el aburrimiento, como si hacer nada fuera un pecado); a ser los mejores en todo o intentar serlo (no importa el precio para nuestra salud, sea física o mental) y a que no se puede fracasar y eso, todo eso, es un error mayúsculo.
Debo admitir, no obstante, sería injusto no hacerlo, que con dinero es todo más sencillo. Entonces, los cambios más radicales de vida que se nos plantean al dar respuesta a las preguntas y al escucharnos, dejarlo todo de verdad, etc., sería más fácil; si bien, se pueden hacer cambios menos drásticos. Empezar por cosas pequeñas que mejoren nuestra calidad de vida y, sobre todo, esto es muy importante, nuestra felicidad. Alma, corazón y vida. Al final todo se reduce a eso.
Además, la vida es un rato. Solo un rato. Y esto no es una frase hecha. Es una realidad cruel como pocas. Cruel, fiera y auténtica. Hace poco murió Domingo Villar. Solo tenía 51 años. Fue algo totalmente inesperado. Ese hecho reafirmó una idea que me acompaña desde hace ya muchos meses (antes incluso de leer el libro) y es que a veces nos obnubilamos, nos dejamos arrastrar por la marea de otros, por las intenciones, objetivos y planes de terceros, y nos olvidamos de nosotros. Y eso, nosotros, es lo que este libro te recuerda. Que lo importante eres tú; que no debes dejarte arrastrar, que estás de paso; que la vida es un suspiro; que las decisiones que tomamos marcan nuestras existencias y, muchas veces, para siempre. Por eso, debemos pararnos, parar de verdad, a pensarlas. Debemos escuchar nuestro interior, lo que algunos llaman brújula interna, y encontrar el camino apropiado. Nuestro camino.
#Elbosquedelascuatropreguntas (Tessa Randau) nos recuerda que lo importante eres tú; que no debes dejarte arrastrar; que la vida es un suspiro y que debemos escucharNos más a menudo. @MaevaEdiciones. #Críticaliteraria completa en #ElJardíndelsur.
Tweet
Sinopsis: Aunque aparentemente tiene una vida perfecta, la protagonista, una mujer joven y madre de familia, se siente agotada y le cuesta conciliar trabajo y familia. No es feliz y se pregunta por qué. Un día, mientras pasea por el bosque y recapacita sobre su vida, conoce a una anciana que le habla de las «cuatro preguntas de la vida», que tienen el poder de cambiarlo todo para mejor. Poco a poco, la estresada madre de dos niños pequeños abandona su escepticismo y entra en el juego. Cuanto más se atreve a realizar el experimento que la anciana le propone, más puertas se abren. Pero ¿de verdad está preparada para contestar la última pregunta, la más importante de todas?
Hola, Verónica.
Como te comenté este libro llegó a mi vida en el mejor momento. Debo tomar decisiones importantes que repercutirán en mi futuro. Pero como bien dices ‘La vida es un rato’ y con este lema en mente se me quitan de golpe todos los miedos. Es una novela bastante sencilla pero me ha venido de perlas.
Un beso,
Me gustaLe gusta a 2 personas
Totalmente de acuerdo contigo. Estamos llenos de muchos miedos, pero la vida es un suspiro y de repente, buf, desapareces. Tenemos que escuchar más a menudo a nuestro yo interior y también, aunque eso no lo he puesto en la reseña, decirnos que nos queremos. Besos.
Me gustaLe gusta a 2 personas