
Título: Volver a Shangri-La
Autor: Jorge Eduardo Benavides
Alianza Editorial (2022)
Páginas: 272
Volver a Shangri-La me ha sorprendido. Me ha cautivado, casi hechizado, y no he podido dejar de leerla hasta llegar al final. Eso es algo que, por desgracia, ya no me ocurre tan a menudo como antes mientras leo. De hecho, empiezan a ser contadas las novelas y autores con los que me sucede. Esa necesidad de seguir y seguir incluso renunciando a parte de tu sueño y de otras actividades, pero haciéndolo con gusto porque estas disfrutando de la lectura. Es curioso como, de un tiempo a esta parte, tengo la extraña sensación de leer novelas siempre iguales o muy parecidas, y más de una y más de dos me ha costado un mundo terminarlas. Por eso agradezco y disfruto tanto cuando a mis manos llegan obras buenas, de esas que te atrapan, que te devoran ellas a ti, te sacuden y que, al cerrarlas, sabes que has leído algo que permanecerá.
Esta novela, escrita por Jorge Eduardo Benavides —ganador del XXV Premio de novela Torrente Ballester y del XIX Premio Unicaja Fernando Quiñones de novela—, es una obra sobre nuestra capacidad de ver y entender el mundo que nos rodea a través de los recuerdos. De cómo olvidamos y recordamos para sobrevivir; y de cómo trasformamos esos recuerdos en un tabla de salvación para que la vida no nos engulla. También hay memorias que, el tiempo suele hacer esas cosas, se desechan por completo con el mismo objetivo.
En Volver a Shangri-La, nos topamos con una historia narrada de una forma muy hermosa. Benavides escribe muy bien. Me ha gustado mucho. Belleza que envuelve esa sinceridad que duele; esa franqueza que nos empeñamos en apartar cuando debemos hacer frente a las decisiones tomadas, sobre todo a nuestros fallos. Belleza que envuelve la íntima experiencia de ver las fotografías familiares para con ellas trazar la historia de toda una vida. La propia y, por supuesto, la de otros. La de aquellos que estuvieron, algunos todavía están, y de los que se fueron. La vida de un país, sus costumbres, desvelos, luchas, ansias y caídas. Vidas y muertes a través del objetivo de una cámara y de una voz, una primera persona potente, una mujer fuerte, que narra, con una envidiable estructura, esta historia. Lo hace sin diálogos, sin descanso y con una cadencia que es como una nana que te arrulla y te hace sentir bien. ¿Pueden hacer eso las palabras?
Las palabras de Benavides lo han hecho y, con gran sensibilidad, fiel a la tradición realista de la novela hispanoamericana, nos recuerda que todos soñamos con tener un Shangri-La en el que vivir o al que volver. Un Shangri-La que es amor y fortaleza, verdad y confesión. Un lugar que nos dé paz.
#VolveraShangriLa, de #JorgeEduardoBenavides, me ha cautivado. Es una obra sobre nuestra capacidad de ver y entender el mundo a través de los recuerdos. De cómo olvidamos y recordamos para sobrevivir. @alianza_ed #Críticaliteraria en #ElJardíndelsur.
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Sinopsis: A partir de una caja de fotos familiares, Mariana le cuenta la historia de su vida a su hija, para justificar la manera en que repetimos ciertas conductas, muchas veces a nuestro pesar. Detalla cada una de esas imágenes, y se detiene en ellas para recuperar un pasado elusivo, esa infancia limeña que existe simplemente como algo destinado a añorarse, un paisaje que vibra de fugacidad antes de desaparecer por completo, igual que un espejismo en el calor del desierto. Los retratos no mienten para quien sabe mirar y desenmascarar la fragilidad de las poses.