¿Qué tipo de escritor eres?

«Hay dos tipos de escritores: los jardineros y los arquitectos. El arquitecto planifica toda la casa antes de martillar el primer clavo; dibuja esquemas, sabe cuán profundo debe cavar para hacer el sótano, cuántas habitaciones habrá y dónde irán las tuberías. Luego tenemos a los jardineros que cavan un agujero, plantan una semilla y la riegan con su sangre, y después ven qué sale e intentan darle forma. Soy más jardinero que arquitecto».

George R. R. Martin

En España, este tipo de escritores se corresponderían con los llamados escritor mapa y escritor brújula.

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¿Qué es escribir?

Hace poco, durante una charla, surgió esta pregunta: ¿Qué es escribir? Parece sencilla. Tres palabras, nada más, pero darle una respuesta es muy complicado.

Para algunos escribir es su vida. Toda y entera. No sabrían y no querrían hacer otra cosa. Para otros es un trabajo, un modo de ganarse la vida, si consiguen vivir de ello. Y hay quien ansía un compendio de las dos. En este grupo es donde me encuentro porque escribir es mi vida y mi trabajo.

Escribir es un sueño y también una pesadilla. Un sueño cuando todo va bien, las ideas fluyen con naturalidad y van tomando vida. Y una pesadilla cuando el atasco llega, la idea se esfuma y la hoja se queda en blanco o, peor, repleta de palabras que no enseñarías a nadie. Eso es escribir y ambas fases, el sueño y la pesadilla, son necesarias e incluso complementarias.

Escribir no es tarea sencilla porque no consiste en sentarte delante del ordenador, mirar la pantalla y esperar la inspiración divina que te convertirá, por arte de magia, en un gran literato. No es solo juntar letras. Nada más alejado de la realidad. Escribir es pasar por la autocrítica feroz, donde solo ves mediocridad en tus trabajos, y por una vanidad cargada de inmodestia, donde te crees el próximo escritor favorito de la crítica y el público. 

Escribir es leer. Ya lo he dicho en varia ocasiones. Para escribir, hay que leer. No se puede hacer una cosa sin la otra. Hay que saber de los demás, empaparse de sus ideas y estructuras, de su lenguaje y diálogos, de sus tramas y giros. Y todo ello lo haremos, además, de forma entretenida, sin darnos cuenta en realidad de que lo estamos haciendo. No hay mejor forma de aprender.

Y escribir es pura imaginación sin barreras donde puedes crear mundos inventados de los que tú únicamente eres el dueño. Puedes modificarlos al gusto. Ponerlos patas arriba, en plan apocalíptico, o crear una hermosa campiña donde perderse para siempre. Puedes crear y matar personajes. Hacerles felices o desgraciados. Puedes hacer tantas cosas. Luego lo compartes con otros, los lectores, y entonces son ellos quienes hacen suya la historia, acercándola a sus sentimientos.

Esto es escribir y es sencillamente maravilloso.