Título: Legado en los huesos
Autora: Dolores Redondo
Destino (2013)
Siempre que hablamos de novela negra, nos vienen a la mente obras norteamericanas y nórdicas cuyos autores libran una especie de batalla por ser declarados los reyes de la nueva novela negra, y creo que sería justo que en esa contienda entrara también una española que ha conseguido vender miles de ejemplares en todo el mundo de su Trilogía del Baztán. Me refiero a la guipuzcoana Dolores Redondo que dentro de muy poco presentara la última parte de la saga, Ofrenda a la tormenta, donde el círculo se cerrará.
Al leer Legado en los huesos, la segunda entrega de la saga, me he dado cuenta de que sería injusto no meterla en esa carrera, pues todo aquel que disfrutó y le gustó la primera novela, El guardián invisible, no se sentirá defraudado con su continuación porque hay en este segundo libro más emoción y muchas sorpresas.
Es muy difícil hacer un resumen del argumento de esta segunda novela sin caer en el spoiler. Es complicado porque si bien el caso que se investiga es independiente al de la primera entrega (salvo algunos detalles), como suele suceder en la mayoría de sagas policíacas, la historia personal es la misma. Una trama que evoluciona donde los personajes principales crecen y se desarrollan acercándonos más a un final que promete. Podríamos decir que, a diferencia de otras sagas, aquí no es recomendable leer las novelas de forma independiente. Es mejor ir en orden.
Legado en los huesos nos cuenta cómo en un pueblo cercano a Elizondo, también en Baztán, una iglesia es profanada en numerosas ocasiones lo que obliga a Amaia Salazar, la inspectora de la policía foral que había resuelto con éxito los crímenes del llamado Basajaun, a volver de nuevo al valle. A la vez, se celebra el juicio de un hombre que había asesinado, violado y mutilado a su hijastra imitando el modus operandi del mal llamado Basajaun. Justo antes de que fuera a dar comienzo el juicio, este se tiene que suspender porque el acusado se suicida en los baños del juzgado dejando una nota para la inspectora Salazar con una sola palabra: Tarttalo. Así dará comienzo otra investigación paralela que Amaia y su equipo deberán afrontar con mente abierta.
Como ya me sucedió con El guardián invisible, sigo pensando que la forma de escribir de Dolores Redondo es muy buena. Creo que coloca las palabras con detalle para que, al leerla nos sintamos de verdad transportados a ese valle que se ama y se odia por igual, y donde la leyenda y la realidad se mezclan en un baile atronador que no se sabe quién ganará.
Esta segunda entrega me ha gustado mucho. Quizá me costó empezar, debo reconocerlo, por una apertura más lenta de lo esperado, pero una vez cogido el ritmo, es trepidante. Una historia más elaborada y compleja que la de la novela anterior, con más personajes, muchos más, que se van enlazando para llevarnos hasta la resolución de ambos casos donde, de nuevo, los actores femeninos tienen mucho peso. Y una clara evolución en la vida personal de la protagonista. Amaia Salazar, que sigue envuelta por su propio misterio familiar, que es cuanto menos aterrador, nos parece en esta segunda entrega una mujer en apariencia más fuerte, mas, en el fondo, sigue siendo una niña pequeña con muchos temores a los que hacer frente. Tantos que en ocasiones se puede volver mezquina, lo que la dota de mayor realismo y la acerca al lector.
En Legado en los huesos también hay más descripciones. Muchas de ellas muy al detalle, lo que para algunos puede resultar algo pesado, ya que en momentos álgidos uno sólo quiere avanzar lo más rápido posible, pero que, desde mi punto de vista, son necesarias para que la obra tenga un mayor realismo. Le confieren cercanía y eso es muy importante a la hora de que el lector se sienta identificado con el lugar.
La novela atrapa y, a pesar de un final algo escaso de fuerza tras una trepidante lectura hasta llegar a él, es estupenda. Esto del final, de todas formas, no me hagáis mucho caso porque es cosa mía, ya que también me pasó con la primera entrega de la trilogía. Los finales y yo solemos andar siempre a vueltas. Pero al margen de este hecho, os la recomiendo. Os gustará.