La inmortalidad de Bécquer

«El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada».

Tal día como hoy, 17 de febrero, pero de 1836 nacía Gustavo Adolfo Bécquer, uno de los máximos exponentes de la poesía y relatos posrománticos. Coinciden los expertos en que, junto a Rosalía de Castro, inició el camino hacia la poesía moderna española. Fue uno de los máximos exponentes del Romanticismo cuyos referentes eran PoeByron, Hugo o Espronceda entre otros.

Los que me seguís desde hace tiempo, ya sabéis de mi amor por sus rimas y leyendas. Su pluma empuja la mía con fuerza desde que lo descubrí en la adolescencia, en el instituto. Un descubrimiento que me acercó a la poesía y me hizo devorarla. Sé que no soy muy dada a hablaros de poesía aquí, en el jardín, pero la leo. No como la prosa, reconozco, pero no faltan en mi estantería libros clásicos y modernos de poesía y mi adorado Bécquer siempre, siempre, por supuesto, está entre esas lecturas y relecturas.

A Bécquer le conocemos principalmente por su poesía y sus relatos, por sus ‘Rimas y leyendas’, pero fue muy osado para su tiempo y se atrevió a escribir también teatro, ópera e incluso zarzuela. Y todo ello, aseguran los que más le han estudiado, que lo escribió con miedo porque siempre sintió terror a quedarse vacío, a perder la inspiración, a que las musas lo abandonaran. Por ese motivo, en la mayor parte de sus escritos, está presente la incertidumbre y ese temor a que un día, de repente, las palabras, todas, se esfumaran y que de su pluma ya no saliera nada. Tal vez, solo mediocridad.

Tenía miedo a que las musas le dieran la espalda y por eso las mecía en sus sueños, las cantaba y componía, y nuestro Bécquer ansiaba lograr la inmortalidad con su pluma. La eternidad. Buscó el amor, creía en él por encima de todo, pero no lo encontró. No al menos el que él buscaba. Tal vez lo idealizó. Tal vez confundió la realidad, la vida, con la fantasía, pero quizá por eso también sus obra nos llegan tan hondo.

Bécquer me ha inspirado (junto a Poe y a otro autores) y guiado en muchos de mis escritos, pero sobre todo en ‘La isla de las musas’. Sus rimas se mezclan con los pensamientos y recuerdos de Ricardo Pedreira Ulloa, el protagonista de la novela. También sus leyendas que, además, junto con los cuentos de Poe, crean la peculiar atmósfera llena de misterios y secretos de la isla. Son ‘El rayo de luna’ y ‘Los ojos verdes’ las leyendas que más me gustan; de las rimas, elegiría tantas que no me atrevo a decir ninguna en concreto.

#Bécquer buscó el #amor, creía en él por encima de todo, pero no lo encontró. No al menos el que él buscaba. Tal vez lo idealizó. Tal vez confundió la realidad, la vida, con la fantasía, pero quizá por eso también sus obra nos llegan tan hondo.


6 respuestas a “La inmortalidad de Bécquer

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