
Seas un escritor independiente o no, este asunto te interesa porque es algo que nos atañe a todos —incluso a los más vendidos, os lo aseguro—, y en el que tendemos a equivocarnos con frecuencia. Y no por desconocimiento, sino, en la mayoría de las ocasiones, porque nos pueden las prisas. Estas son, sin duda, la peor compañía cuando terminamos de escribir un texto, sea este de la clase que sea.
Nada más poner el punto final a nuestra novela, hay que ser consciente de que se trata de un borrador. Una primera mano que se debe dejar secar para después lijar, limpiar y volver a pintar. Aunque creas que todo está perfecto o casi perfecto porque lo has ido revisando sobre la marcha, le has dado muchas vueltas, escribes fenomenal, tenías todo atado y bien atado antes de empezar, revisas lo ya escrito antes de continuar, etc., lo siento, es un borrador. Lo es. Un borrador que necesita, además, de un tiempo de reposo.
Las prisas no son buenas compañeras de viaje, como os decía, y no dar reposo al texto es el mayor de los errores que cometemos. Nos entran las prisas, las ansías (como lo llamo yo) y queremos terminarlo todo cuanto antes para que nuestra obra empiece a llamar a puertas, para verla publicada, para que llegue al lector, y no somos capaces de dejar que el texto descanse y que nosotros, de igual forma, también lo hagamos (alejarnos del libro en el que hemos estado viviendo desde hace meses e incluso años). Esto no quiere decir que tengas que quedarte de brazos cruzados. Puedes escribir otras cosas o no escribir nada, tú decides, pero esa novela, ese borrador, debe reposar. ¿Cuánto? No lo sé. Un tiempo. Una semana, un mes, dos… Cada uno decide. Yo tengo un borrador en el cajón que lleva ahí desde noviembre y no me veo aún capaz de hacerle frente porque otro aspecto del que hay que ser muy consciente es de que debes estar preparado para pelearte con lo bueno y lo malo que hayas escrito. Tienes que estar dispuesto a darle más vueltas, borrar, destruir, reconstruir, rehacer. ¿Estás preparado? Si la respuesta es sí, entonces sácalo del cajón y empieza a revisar tu borrador.
El reposo es importante porque al alejarte de la novela durante un tiempo, cuando vuelves a ella la ves de otro modo. Así será más fácil percibir errores que antes pasaste por alto y también ver escenas, descripciones, diálogos, etc., que necesitan una mejora, una limpieza o un buen empuje. Este es el momento adecuado de cambiarlo.
Tiempo. Necesitas tiempo. No puedes revisar la novela a todo correr. Después de lo que te ha costado escribirla, ¿no crees que se merece todo el tiempo que sea necesario hasta dejarla perfecta? Pues no se lo escatimes pensando en plazos que muchas veces, palabra, solo están en tu cabeza. Dedícale y dedícate tiempo para repasar y corregir tu propia novela. Y para eso necesitas, por supuesto, paciencia.
Ser escritor, en general, requiere de mucha paciencia, pero esta fase es una de las más tediosas (y odiosas para la gran mayoría) y por ello tu nivel de paciencia debe ser alto. Escribir es lento, ya lo sabes —¿cuánto te ha costado escribir ese texto que tienes delante o en el cajón?— y corregir también, como lo será, después, encontrar editorial y publicar la obra. Igual ocurrirá si decides no hacerlo dentro del circuito editorial convencional y optas por publicar de forma independiente. El proceso será lento. Quizá incluso más porque ya sabes que, entonces, algunas de las tareas que hacen algunas editoriales te tocarán a ti a no ser que las contrates a terceros. Cada vez menos, he de decir, pero algunas sí.
Y después de dicho todo esto y de hecho todo lo dicho, entonces ya puedes enviar el manuscrito a un corrector profesional para que quede perfecto. Yo lo haría. Os lo aconsejo. Salvo quizá cuentos o textos pequeños, otros ojos te ayudarán a darle el toque definitivo y a ver esas cosas que a pesar de todas las veces que tú lo has revisado, se te escapan.
Tu primer borrador pasará a ser un segundo y su camino hacia una futura publicación será más real.
#Errores clásicos al terminar de escribir nuestro #libro: #prisas, no dejar reposar el texto y no tener #paciencia. Todo lo demás envuelve a estos tres errores básicos.
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