
Llevo toda la semana dándole vueltas a esta entrada. Había pensado hacer una en la que explicar algo nuevo sobre las propuestas editoriales, los agentes literarios, las cartas de presentación, etc., pero en cuanto me ponía delante del ordenador, me bloqueaba. ¿Por qué ? Creo que por una razón tan sencilla como, en el fondo, un poco triste. Sirve lo que sirve y en estos tiempos que nos han tocado vivir en el mundo de las letras, es más bien poco.
No quiero ser derrotista ‒sigo mandando cartas de presentación y propuestas editoriales con la mayor de las ilusiones y la mejor sonrisa‒, pero lo cierto es que este tipo de comunicación tanto para conseguir una editorial como para conseguir un agente literario, cada vez se utiliza menos.
Los agentes literarios, por ejemplo, en los últimos tiempos, están, pero si eres nuevo es muy difícil lograr que uno de ellos te haga caso. Y esto ocurre, en la mayoría de las ocasiones, con escritores noveles que empiezan.
Respecto a las cartas de presentación y las propuestas editoriales, pasa algo parecido. Sirven hoy en día para bien poco. Si os fijáis, seguro que algunos ya os habréis dado cuenta, cada vez son más las editoriales que no admiten manuscritos ni propuestas de edición no solicitadas. ¿Cómo, entonces, les hacemos llegar nuestro trabajo? Pues en principio no se puede, salvo que nos saltemos su norma y se las enviemos igual.
El caso es que si no se puede contactar con las editoriales y mostrarles tu trabajo y tampoco conseguir que los agentes te ayuden, ¿cómo lo hacemos?
Este artículo es mi vida…Llevo años preguntándome qué hacer, como se contacta con la gente con la que no se puede contactar… la autoedición es un engaño, requiere una paciencia aun más grande de la que requiere escribir un libro y ni siquiera da frutos, sólo si te toca la china… como a quien le toca la lotería vamos. Luego ves las mesas de novedades con porquerías y lloras en tu casa, en una esquina preguntándote cómo lo hacen…. en fin, valor y paciencia compañeras!
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Es el problema de la superoferta, la aparente falta de demanda y cómo se ha configurado el mercado literario. La cuestión es que, los escritores hemos terminado como los que cultivan patatas o tomates: producimos tanto que nosotros, la base de todo el sistema, somos los que menos entramos a ganar. Las editoriales no necesitan arriesgar dinero en promocionar desconocidos, juegan a la publicación de masas por un lado y a la edición tradicional con los ya conocidos. Los gastos publicitarios van a quien no necesita publicidad.
Las agencias literarias, lo mismo. Hay tanta gente que ni se molestan. Si quieres su atención tienes que destacar de algún modo por tu cuenta, con lo cual, ya para qué los necesitas. Pero está así la cosa. Lo que se debería hacer es, luego, no contratarlos, y punto. Pero la gente es cómoda por naturaleza ;DD
Y lo de los manuscritos, pues sí. Realmente, conseguir ser publicado en papel, en condiciones, si no eres famoso ya, lo tienes claro. Ni merece gastar en copias. Publicar en digital, en masa, es desalentador, aunque sí es verdad que puede que tengas suerte, si poco a poco te haces conocido. No sé, yo ando también bastante desalentada.
Tendremos que animarnos, porque no queda sino batirse! Besos, guapa! ;DDDD
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