«Sin el amor, por mucho que a veces este duela, no existiría la vida. Sería solo ceniza y oscuridad. Es el amor el que mueve el mundo, el que eleva al hombre y lo hace libre. Porque no hay nada más hermoso que amar y ser correspondido. Y el desamor, en el fondo, es una parte más. Una pieza más. Por mucho que hiera, es el motor de todo y de todos. Amores piadosos, locos, traicioneros, de una noche o de toda una vida. Amores, en definitiva, que nos hacen humanos.»
© La isla de las musas (2017). Amazon. España.
Este pequeño texto sobre el amor, extraído de mi última novela, La isla de las musas, creo que sirve muy bien para explicar lo que puede reflejar la fotografía que preside esta entrada. Es la imagen de un corazón roto que me encontré en la playa. Una mitad sin dueño. Una mitad que, a buen seguro, todavía duele.
Amores que se rompen, que se acaban cuando llega el otoño y el verano expira, pero que son motor de miles de sentimientos y emociones. Amores que nacen y mueren a nuestro alrededor. De todo tipo. Fraternales, apasionados o platónicos y que todos, enteros o rotos, tiene hueco en la palma de esa mano y en la pluma que esta mueve.
Una respuesta a “Una mitad sin dueño”