Título: Doctor Sueño
Autor: Stephen King
Plaza & Janes (2013)
Esta semana os voy a hablar de un libro muy esperado por los seguidores de uno de los genios de la literatura de terror y misterio, del norteamericano Stephen King. Se trata de la novela Doctor sueño, considerada la secuela de El Resplandor, donde King regresa a los personajes y escenarios de aquella obra maestra del género que tanta angustia nos hizo sentir a los que un día nos aventuramos a leerla.
Debo confesar que yo leí El Resplandor hace más de 20 años y que, seguramente, la edad que tenía al hacerlo (catorce años) no era la más adecuada para enfrentar un libro de esas características. Quizá por eso, el miedo y terror que sentí fueron muy intensos. Tanto que aún recuerdo cómo no pude dormir en condiciones durante unos cuantos días. Aunque también sentí, al leer aquella novela, otras cosas. Algo diferente alejado del miedo y el terror. Una sensación de genialidad que pocas veces se experimenta leyendo un libro. Te preguntas cómo es capaz un hombre de escribir de tal manera que sus palabras taladren tu cerebro, se instalen en tu imaginación, cobren vida y, de verdad, te transporten de ese modo al mayor de los terrores.
Doctor Sueño es considerada la secuela de El resplandor, pero se puede leer sin haber leído ésta previamente. De hecho, el propio King, al comienzo del libro, en un apartado llamado “Asuntos preliminares”, nos hace un resumen de la infancia de Danny Torrance y nos habla del Overlook, ese hotel que tan dentro se ha quedado en nuestras mentes con sus fantasmas imperecederos, sus largos pasillos desolados y la maldad que lo envolvía. También nos habla de la madre de Danny, de cómo sobrevivió y vivió después y, por supuesto, de Dick Hallorann, que tanto ayudó a Danny con su resplandor.
La novela presenta a Danny Torrance, el niño protagonista de El resplandor, de adulto, ya como Dan Torrance, que tras graves episodios de alcoholismo y de vagar sin rumbo durante décadas intentado huir de su don, el resplandor, y de su infancia, acaba en un pueblo de Nueva Hampshire donde podrá, si quiere, iniciar una nueva vida. Allí consigue rehabilitarse y un empleo en una residencia de cuidados paliativos donde, gracias a sus habilidades mentales, ayuda y da consuelo a los moribundos. Dan se convierte así en el doctor sueño.
Cuando parece que su vida se ha encauzado, ya no bebe, está a gusto en el pueblo y con su profesión e incluso tiene amigos, todo se tuerce por la aparición de una niña muy especial llamada Abra Stone que, al igual que él, posee el don del resplandor.
De esto modo, Dan Torrance se verá abocado a luchar y salvar a la muchacha de un grupo de viajeros en autocaravana, casi inmortales, que van por el país alimentándose de los niños que poseen el don del resplandor y que responden al nombre del Nudo Verdadero. Están dirigidos por la mayor de las perversiones del mal que hasta el momento Dan haya conocido, Rose la Chistera.
Al leer la novela uno se da cuenta de que Stephen King ha cumplido una de las promesas que hizo al afrontar la escritura de este libro que fue la de encararse a esta nueva obra desde el punto de vista de un seguidor y no tanto como autor. Es decir, complacer la curiosidad de sus seguidores explicándonos qué fue y qué es de Danny Torrance sin causarnos tanto miedo como cuando nos lo presentó por primera vez.
También te das cuenta de que el estilo literario de King ha evolucionado. Ahora es más elaborado y nos lleva al terror de un modo más sutil y sofisticado, pero sin perder esa capacidad que tiene de transmitir sentimientos y miedos con una prosa muy efectiva y fluida. Asimismo, se ve una crítica más voraz que en El Resplandor al sistema familiar; al daño que los vivos pueden hacer, mayor en ocasiones que los muertos y los fantasmas.
A lo largo de la novela, al ver y leer la conversión de Dan Torrance en el programa de Alcohólicos Anónimos, vemos la evolución del propio King, ya que él mismo confesó en su día que escribió El resplandor en una vorágine alcohólica. Ya no bebe, al igual que no bebe Dan Torrance.
Para mí, Stephen King es un genio con una gran capacidad de sorprendernos, de dejarnos con la boca abierta y darnos una gran satisfacción cuando cierras el libro. Es cierto que no es el mismo King que escribió El Resplandor y, quizá, eso le haga ser menos directo en el terror, pero sigue siendo un genio. Y esa genialidad que muchos le quieren quitar por el hecho de dedicarse a un tipo de literatura que consideran de segunda, se ve aquí claramente en los cuatro últimos párrafos de la novela (antes de los capítulos que pueden considerarse como epílogo), donde al lector le abruma un final tan brillante que, al cerrar o apagar el libro, siente que ha leído algo grande.