
Se acerca el día del libro y yo me pregunto: ¿sabemos leer?
No me estoy refiriendo a la primera acepción del diccionario, «pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados», sino a leer como comprensión y entendimiento de un texto en su conjunto, de una historia y una trama, de unos personajes y un contexto. Pues mi respuesta es, creo, NO.
Ya lo sé. Pensáis que soy un poco radical en mi afirmación y quizá tengáis razón. Tal vez me estoy dejando llevar por el mal humor que me suele entrar al leer algunas opiniones de libros en las redes, reseñas supuestamente profesionales y comentarios sesudos de un tipo de lector que cada vez abunda más y que a mí me deja perpleja. Se trata del que es capaz de leer más de 20 libros en un mes sin despeinarse, de distinto género y grosor, que en esto el grosor es muy importante, y dar siempre una opinión que parece una sentencia. Seguro que los habéis leído o, al menos, os habéis topado con ellos. Últimamente abundan y cada vez son más.
Yo leo mucho y, como yo, hay millones de ávidos lectores que devoran libros, pero el nivel alcanzado por este nuevo tipo de lector es abrumador. Haciendo cuentas sale que estas personas son capaces de leer medio libro al día, más o menos. Algo que podría ser asequible si solo leyeran novelas cortas o de relatos -y a poco más dedicaran su tiempo-, pero, a veces, aseguran que están leyendo o que entre sus más de 20 libros leídos hay novelas de 400 ó 500 páginas. ¿Cómo lo hacen? Pues yo tengo una teoría que sé que no les va a gustar.
Creo que muchos de ellos no leen. Así de sencillo. No leen como yo entiendo el significado de leer.
Tú puedes leer un texto y pasar páginas y más páginas y no haberte enterado de nada. Puedes prestar atención solo a las partes que consideras más importantes y saltarte, por ejemplo, descripciones o exposiciones de la obra. Algo así como lo que alguna vez, estoy segura de que entendéis a qué me refiero, hicimos en el colegio o en el instituto (en la universidad la cosa cambiaba) cuando teníamos que estudiar textos larguísimos de autores imposibles. Nos centrábamos en lo que podía caer en el examen y el resto nos lo saltábamos. Eso es lo que creo que pasa con este tipo de nuevo lector surgido al calor de las páginas y grupos de lectura de las redes sociales.
Y creo que no leen porque, para mí, eso no es leer. Es otra cosa. Quizá quede bien decir a final de mes, en cada página, grupo, blog, etc. al que pertenezcan o en el que participan, que han leído un millón y medio de libros, pero en realidad, desde mi punto de vista, lo que han hecho con esos libros no es leerlos. Los han engullido sin saborear lo que en verdad decían, sin prestar atención a los detalles que, muchas veces, son más importantes de lo que creemos, y han cerrado sus tapas sin entender la mitad de lo que había en las páginas.
Decir que uno ha leído tal o cual cantidad de libros en un mes puede servir para fomentar que otros lean, no digo que no, pero también sirve, así es como yo lo veo, para humillar a los que leen menos. Ser líder de un grupo es algo que también se da en la literatura. Sentirse importante y halagado cuando los demás piropean la cantidad de libros que se han leído, la dedicación, etc. El ego de estos lectores gana, pero los libros pierden porque tras la lectura de los más de 20 libros al mes, dan una opinión de todos ellos no siempre objetiva ni basada en la comprensión y entendimiento de un texto. Además, en estos casos, si os fijáis, la regla de oro que mueve sus opiniones es muy sencilla: escritor famoso y de moda, bien. El resto, bueno, depende de la editorial y de lo mucho o poco que se hable de él. Otra regla de este tipo de lectores es que entre esos 20 libros o más, siempre habrá algún clásico de la literatura y es que los clásicos quedan muy bien y pegan con todo.
Lo siento si he ofendido a alguien con esta reflexión, pero es que yo entiendo que leer es otra cosa muy diferente a lo que este tipo de lector hace. No es una moda ni una competición. Leer es disfrutar, soñar, aprender, comprender y entender.