El club de las palabras perdidas: secreter y morganático

Retomamos hoy el Club de las palabras perdidas para rescatar un par de vocablos olvidados en la oscuridad del diccionario que me han hecho llegar dos seguidores del blog. Una de ellas es, desde luego, ya lo veréis, muy curiosa. Allá vamos.

Las palabras que hoy  reivindicamos son: secreter y morganático

Secreter (del francés secrétaire), según la RAE:

  1. m. Mueble con tablero para escribir y con cajones para guardar papeles.

Esta palabra tan bonita me la ha recordado Rubén Álvarez. Lo cierto es que hacía mucho tiempo que no la leía ni escuchaba. No está oficialmente en desuso, pero no se utiliza mucho. La evoco, qué curioso, como algo de otro tiempo. Como si fuera un mueble que solo las damas con vestido largo, plumín en mano, utilizaran. Creo que no he usado, en mis obras, nunca esta palabra y eso es algo que prometo cambiar. Me gusta. Es sugestiva y la reivindico. Pongamos a nuestros personajes a escribir y guardar sus escritos en un precioso secreter.

Morganático (del bajo latín morganaticum, y este del alto alemán antiguo morgan, acortamiento de morgangeba ‘regalo matinal’, y el sufijo latino -atĭcus), según la RAE:

  1. adj. Dicho de una persona: Que ha contraído matrimonio morganático.

Esta definición no parece aclarar demasiado, ¿verdad? Por eso vamos a ver qué es un matrimonio morganático y salir de dudas.

Matrimonio morganático:

  1. m. Matrimonio contraído entre un príncipe y una mujer de linaje inferior, o viceversa, en el cual cada cónyuge conserva su condición anterior.

Ahora ya está todo más claro y a la mente nos ha venido el casamiento entre Felipe VI y Leticia Ortiz que, según esta definición, es un matrimonio morganático porque él era príncipe —de sangre azul y todas esas cosas— y ella una plebeya. Pero casos de uniones entre dos personas de rango social desigual, según la convención social, hay muchos a lo largo de la historia (ejemplos).

Suena este adjetivo a otros tiempos y otras costumbres. Incluso, aunque esto que voy a decir es puramente subjetivo, suena a desprecio; como un adjetivo ofensivo. Esta palabra, rara sin duda y que me la hizo llegar Juan Manuel Sánchez, también seguidor del blog, al igual que ocurría con secreter, no está oficialmente en desuso, pero creo que no me equivoco en sostener que no es de empleo común.

Secreter y morganático. Dos palabras perdidas en el olvido de una lengua en constante cambio que hoy hemos repasado. Habrá más. Y os recuerdo que vosotros también formáis parte de este club y que, si queréis, podéis participar, como Juan Manuel y Rubén. Estaré encantada de apuntar vuestras propuestas y rescatarlas en próximas entradas.

Más palabras perdidas Aquí


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